Nuestros compañeros
Related Tools

Cronología histórica

Última editado: July 03, 2013

Este contenido está disponible en

Opciones
Opciones
  • La cuestión de la violencia contra las mujeres relacionada con los conflictos es relativamente nueva; surgió hace aproximadamente veinte años y fue cobrando importancia en los últimos seis o siete. La cronología siguiente destaca algunos de los hitos clave logrados en el plano internacional:
    • 1985: Se convoca el primer grupo de trabajo sobre mujeres refugiadas, para luchar por los derechos de las mujeres afectadas por el conflicto. Las actividades de cabildeo del grupo de trabajo desembocan en el nombramiento en 1989 de un Coordinador superior para las mujeres refugiadas del ACNUR.
    • 1990: El ACNUR adopta la primera política en materia de protección de las mujeres refugiadas, a partir de la cual surgieron las Directrices sobre la protección de las mujeres refugiadas del ACNUR de 1991. Al destacar las necesidades generales de protección de las mujeres afectadas por el conflicto (que son distintas a las de los hombres), estas directrices sientan las bases para armonizar los programas dirigidos específicamente a las mujeres. Estas directrices reconocen explícitamente la exposición a la violencia sexual como vulnerabilidad de las mujeres refugiadas y llaman a la comunidad humanitaria a abordar este problema en el marco de su mandato de protección.
    • 1994: La Comisión de Mujeres para Mujeres y Niños Refugiados publica el estudio Refugee Women and Reproductive Health: Reassessing Priorities. Este estudio revela que las mujeres desplazadas por la guerra ni siquiera contaban con los servicios más básicos de salud reproductiva, incluidos los que respondían a la violencia contra las mujeres.
    • 1994: La Conferencia Internacional de El Cairo sobre la Población y el Desarrollo identifica la respuesta ante la violencia por motivos de género como uno de los cuatro pilares básicos de los programas sobre salud reproductiva. En esta misma conferencia se amplían los estándares mínimos de salud para los refugiados, que pasan a incluir servicios de salud reproductiva y, por extensión, de tratamiento para las víctimas de violencia sexual. La necesidad de estos servicios se ve reforzada por la cobertura mediática de Bosnia y Rwanda, que muestra al mundo en qué medida las mujeres y las niñas son objeto de violencia sexual durante la guerra y llama la atención a los donantes sobre esta cuestión. La salud reproductiva en general, y en particular la violencia sexual, entra en la agenda de los donantes y los organismos humanitarios encargados de responder a las necesidades de los afectados por el conflicto. La interrelación entre la esfera de la salud reproductiva y la esfera de la violencia contra las mujeres y las niñas también permite una mayor comprensión de las repercusiones de la violencia contra las mujeres sobre la salud física y mental, en particular en forma de infecciones de transmisión sexual, traumatismos del aparato reproductor, embarazos no deseados y complicaciones asociadas con los abortos practicados en condiciones de riesgo, quejas somáticas, depresión y suicidio.
    • 1995: El ACNUR publica Sexual Violence Against Refugees: Guidelines on Protection and Response, que pone el acento en algunos de los principales aspectos legales, médicos y psicosociales de la prevención y la respuesta ante la violencia sexual. El mismo año, el ACNUR y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) forman un Grupo de Trabajo interinstitucional de organizaciones internacionales expertas en salud reproductiva.
    • 1996: El Grupo de Trabajo interinstitucional presenta un manual interinstitucional para el trabajo sobre el terreno, Reproductive Health in Refugee Situations, que incluye información sobre la prevención y la gestión de la violencia por motivos de género desde las fases de emergencia hasta las fases estables del desplazamiento, pero que no formula metodologías detalladas para el desarrollo de programas o protocolos especializados para abordar la violencia contra las mujeres y las niñas sobre el terreno.
    • 1996: El ACNUR recibe una dotación económica de la Fundación de las Naciones Unidas por un periodo de cuatro años para luchar contra la violencia por motivos de género en cinco países del África oriental y occidental, en lo que se convierte en el primer esfuerzo organizado por establecer un enfoque multisectorial contra varias formas de violencia contra las mujeres y las niñas. Los programas incluyen servicios de atención sanitaria, apoyo psicosocial, seguridad mediante la capacitación y el apoyo a la policía local, y asistencia letrada a través de abogados locales y de la capacitación y el apoyo al personal de la judicatura. La iniciativa ha presentado varias guías prácticas:

ACNUR, How To Guide: Reproductive Health in Refugee Situations, A Community-Based Response on Sexual Violence Against Women, Ngara, Tanzanía. ACNUR, enero de 1997.

ACNUR, How To Guide: Reproductive Health in Refugee Situations, Building a Team Approach to the Prevention and Response to Sexual Violence, Report of a Technical Mission, Kigoma, Tanzanía. ACNUR, 1998.

ACNUR, How To Guide: Reproductive Health in Refugee Situations, From

Awareness to Action, Pilot Project To Eradicate Female Genital Mutilation, Hartisheikh, Etiopía. ACNUR, diciembre de 1997.

ACNUR, How To Guide: Reproductive Health in Refugee Situations, Sexual and Gender-based Violence Programme in Guinea. ACNUR, enero de 2001.

ACNUR, How To Guide: Reproductive Health in Refugee Situations, Sexual and Gender-based Violence Programme in Liberia. ACNUR, enero de 2001.

Al final de la iniciativa cuadrienal, ACNUR publica Prevention and Response to Sexual and Gender-Based Violence in Refugee Situations, Inter-Agency Lessons Learned Conference Proceedings (Ginebra: ACNUR, 2001), una revisión de las lecciones positivas que marca el objetivo de convertir el enfoque multisectorial en un elemento fundamental de la lucha contra la violencia contra las mujeres y las niñas.

  • 2000: Se adopta la resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas relativa a las mujeres, la paz y la seguridad. Es la primera resolución del Consejo de Seguridad que vincula las mujeres con la agenda de paz y seguridad. Reconoce que las mujeres se ven afectadas de forma desproporcionada por el conflicto y pide su participación activa en todos los niveles de la adopción de decisiones relativos a la prevención y resolución de conflictos, los procesos de paz, la consolidación de la paz después de un conflicto y la gobernanza. Fue seguida por otras resoluciones del Consejo de Seguridad relativas a las mujeres, la paz y la seguridad: 1820 (2008), 1888 (2009), 1889 (2009), 1960 (2010) y 2106 (2013). (Para más información sobre las resoluciones del Consejo de Seguridad, véase el apartado II.)
  • 2001: El Consorcio para el Cuidado de la Salud Reproductiva en los Conflictos (RHRC) inicia una evaluación mundial de los principales tipos de violencia de género en situaciones de conflicto, de los programas relacionados y de las lagunas en la programación. Sus resultados y recomendaciones se detallan en If Not Now, When?: Addressing Gender-Based Violence in Refugee, Internally Displaced and Post-Conflict Settings (RHRC, 2002).
  • 2002: Los medios internacionales revelan el historial de explotación y abuso sexuales cometidos contra las mujeres y las niñas refugiadas por el personal humanitario en África occidental. La consiguiente vergüenza e indignación de la población conduce a un incremento de la atención y de los fondos dedicados a las intervenciones en materia de violencia por motivos de género. Al mismo tiempo, tanto los organismos de las Naciones Unidas como las ONG empiezan a emprender acciones para abordar la explotación y el abuso sexuales por parte del personal humanitario, se desarrollan códigos de conducta para el personal y el Secretario General publica su Boletín sobre medidas especiales de protección contra la explotación y el abuso sexuales.
  • 2002: El Consorcio RHRC publica Emerging Issues in GBV Programming, que aborda algunos de los retos y cuestiones cruciales que plantea la implementación de programas contra la violencia por motivos de género en situaciones de conflicto.
  • 2002: El UNIFEM publica un informe especial sobre el Progreso de las Mujeres en el Mundo, que se centra en las mujeres, la paz y la seguridad, y que aborda de un modo exhaustivo las experiencias de violencia que sufren las mujeres durante y después del conflicto, desde la violencia sexual como táctica de guerra hasta el incremento de la violencia doméstica, la trata, la explotación sexual y la violencia en los campamentos y durante el desplazamiento.
  • 2003: El Consorcio RHRC publica un manual sobre herramientas para la evaluación, el diseño, la supervisión y el diagnóstico de programas contra la violencia por motivos de género (Gender-based Violence Tools Manual for Assessment and Program Design, Monitoring and Evaluation) para ayudar a los encargados de planificar y ejecutar los programas a diseñar iniciativas en materia de programas e investigación.
  • 2003: El ACNUR publica una actualización de su guía de 1995, titulada Violencia sexual y por motivos de género en contra de personas refugiadas, retornadas y desplazadas internas. Guía para la prevención y respuesta. Se ha ampliado el enfoque inicial, que ha pasado de centrarse en la violencia sexual a incorporar múltiples formas de violencia por motivos de género, y que ha pasado de centrarse en las poblaciones refugiadas a incluir a los retornados y desplazados internos.
  • 2003: Se forma un Grupo de Trabajo sobre mujeres y niños en un mundo inseguro en el Centro de Ginebra para el Control Democrático de las Fuerzas Armadas, con el propósito de analizar los problemas de la violencia sistemática en el contexto de la reforma del sector de la seguridad y de elevar el nivel de conciencia entre los actores de la seguridad.

Dos años más tarde, el Centro publica Women in an Insecure World: Violence against Women Facts, Figures and Analysis, con el objetivo de mostrar el alcance y la naturaleza multifacética de la violencia de género, así como la gravedad de sus consecuencias para las familias, las comunidades y las sociedades.

  • 2005: El consorcio irlandés de organizaciones humanitarias de derechos humanos y de desarrollo y la agencia irlandesa de cooperación para el desarrollo concluyen que Irlanda, al igual que la comunidad internacional, tiene que ir más allá de la programación puntual y abordar la violencia contra las mujeres y las niñas a nivel institucional. Este consorcio desarrolla un marco que pueden adoptar todas las organizaciones en relación con políticas, operaciones, prioridades y recursos, y que se expone en Gender Based Violence: A Failure to Protect, A Challenge to Action.
  • 2005: En 2005 un grupo de trabajo del Comité permanente entre organismos de las Naciones Unidas (IASC) publica las Directrices para las intervenciones relacionadas con la violencia por motivos de género en las emergencias humanitarias. Estas directrices ofrecen recomendaciones detalladas sobre la respuesta mínima requerida para afrontar la violencia sexual en las emergencias y hacer que todos los trabajadores humanitarios se responsabilicen de abordar la cuestión en sus respectivas áreas de operación. Las directrices son una herramienta importante para educar a todos los trabajadores humanitarios en su responsabilidad de combatir la violencia de género.
  • 2005: Se adopta el enfoque de gestión por grupos como parte de la acción humanitaria. Se crea el Área de responsabilidad (AdR) de violencia por motivos de género como uno de los cinco ‘componentes funcionales’ del Grupo temático sobre protección. Esto constituye la primera iniciativa oficial encaminada a establecer un mecanismo mundial estandarizado para facilitar un enfoque multisectorial en la prevención y la respuesta a la violencia de género. Se designa al UNFPA y a UNICEF para liderar a nivel mundial el AdR de violencia por motivos de género, acompañados por una ONG internacional que rota cada año. El AdR de violencia por motivos de género ha desarrollado varias herramientas importantes, en particular:

en 2010, el manual Handbook for Coordinating Gender-based Violence Intervention in Humanitarian Settings.

En colaboración con el UNFPA, Gestión de programas contra la violencia de género en situaciones de emergencia. Guía complementaria de aprendizaje virtual, así como el manual de capacitación Caring for Survivors. (Para más información sobre el AdR de violencia por motivos de género y sus herramientas, véase el apartado II.)

  • 2007: En 2007 un pequeño grupo de expertos técnicos desarrollan el Curso de coordinación en violencia por motivos de género, en el marco de una asociación entre el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y el Centro Internacional de Salud Reproductiva (ICRH) de la Universidad de Gante (Bélgica). Los contenidos del curso se revisan y se amplían de acuerdo con las experiencias obtenidas en el curso en 2007-2009 y la retroinformación de los participantes tanto durante el curso como en las evaluaciones posteriores. El curso se lleva a cabo en Bélgica con periodicidad anual y de la mano de los coordinadores en materia de violencia de género.
  • 2007: Se lanza la Iniciativa de las Naciones Unidas contra la Violencia Sexual en los Conflictos (Iniciativa de la ONU) a modo de red de entidades de las Naciones Unidas que trabajan conjuntamente para poner fin a la violencia sexual que tiene lugar durante el conflicto armado y en el periodo inmediatamente posterior. La Iniciativa de la ONU encarna la respuesta del sistema de las Naciones Unidas a las resoluciones 1820 (junio de 2008) y 1888 (septiembre de 2009) del Consejo de Seguridad, que definen la violencia sexual relacionada con los conflictos como una amenaza para la paz y la seguridad internacionales. (Para más información sobre la Iniciativa de la ONU, véase el apartado II.)
  • 2008-2013: El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adopta cuatro resoluciones que definen la violencia sexual relacionada con los conflictos como una amenaza para la paz y la seguridad internacionales. 1820 (2008), 1888 (2009), 1960 (2010) y 2106 (2013). Este proceso incluye el nombramiento de un Representante Especial del Secretario General sobre la Violencia Sexual en los Conflictos.
  • A medida que evolucionan los recursos y crece el compromiso, un creciente número de organismos de las Naciones Unidas y de ONG internacionales se están implicando en las situaciones de conflicto y posteriores a los conflictos. Se están perfeccionando las metodologías a fin de ampliar y mejorar los servicios para sobrevivientes, así como reforzar la capacidad de las organizaciones locales para abordar la cuestión. En un número creciente de ámbitos se están adoptando procedimientos operacionales estandarizados de coordinación y remisión. Se han desarrollado módulos de capacitación con el fin de fomentar la capacidad local para satisfacer las necesidades psicosociales de los sobrevivientes. Se están adoptando medidas, que se hacen especialmente patentes después de un conflicto, pero también en situaciones de refugiados, para apoyar aquellas reformas legales que mejorarían la protección frente a múltiples formas de violencia contra las mujeres y las niñas. En varios contextos se han llevado a cabo campañas educacionales generales de base comunitaria dirigidas a modificar las actitudes y los comportamientos que promueven la violencia contra las mujeres, ya sea sexual o de otro tipo. La investigación en materia de violencia contra las mujeres y las niñas, especialmente mediante métodos cualitativos y una mejor reunión de datos sobre la prestación de servicios, también se ha multiplicado en los últimos años y está incrementando la presión, tanto sobre los actores internacionales como sobre los estados, para que se adopten medidas más agresivas que pongan fin a la violencia contra las mujeres y las niñas durante el conflicto y en el periodo inmediatamente posterior.
  • A pesar de estos avances, en muchas situaciones de conflicto de todo el mundo la labor de programación resulta sumamente inadecuada si se compara con el alcance del problema. La protección a las sobrevivientes sigue siendo limitada y a menudo las iniciativas de prevención son de tipo puntual. La financiación a corto plazo y el cambio en las prioridades de los donantes han debilitado la capacidad de algunos programas de conseguir el grado de conocimientos técnicos y de llevar a cabo el nivel de servicios integrales necesarios para combatir adecuadamente la violencia contra las mujeres y las niñas. Los esfuerzos para hacer frente a la violencia contra las mujeres y las niñas también se han visto debilitados por la falta de personal y de compromiso de los organismos implicados. A pesar del mayor compromiso mundial con la lucha contra la violencia contra las mujeres y las niñas –que se hace patente en el número creciente de resoluciones del Consejo de Seguridad y en las varias iniciativas mundiales de promoción y coordinación de las Naciones Unidas y las ONG internacionales– entre algunos trabajadores humanitarios sigue pesando la creencia de que la violencia contra las mujeres y las niñas no constituye un problema de importancia capital. Dada la naturaleza oculta de la violencia contra las mujeres y las niñas (en particular las elevadas proporciones de casos de violencia sexual y de otro tipo que no se denuncian), así como la falta de expertos en violencia de género desplegados en las primeras fases de las emergencias, resulta muy difícil contrarrestar esta opinión hasta mucho después de que la emergencia haya remitido y los datos puedan ser recogidos de un modo más sistemático. No obstante, las Directrices del IASC sobre la violencia por motivos de género dejan claro que “todo el personal humanitario debería asumir y creer que la violencia por razones de género [...] está ocurriendo y es un asunto de protección serio, que pone la vida en peligro, independientemente de la presencia o ausencia de evidencias concretas y fiables” (IASC, 2005, p. 2).
  • Este módulo de aprendizaje intenta sacar partido de las herramientas, directrices y medidas de programación existentes para ofrecer información condensada que permita a todos los trabajadores humanitarios que operan tanto a nivel mundial como sobre el terreno entender y combatir mejor la violencia contra las mujeres y las niñas en situaciones de conflicto.