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Seguridad alimentaria y distribución de alimentos

Última editado: July 03, 2013

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  • La falta de seguridad alimentaria en las situaciones de emergencia es una cuestión que afecta a toda la comunidad, pero más especialmente a las mujeres y niñas. En contextos de emergencia, las mujeres suelen tener un acceso y un control más limitado a los recursos alimentarios y financieros y esto desemboca en situaciones de dependencia que pueden someterlas a un riesgo acrecentado de explotación o de agresiones sexuales. Por ejemplo:
    • las mujeres y las niñas suelen ser las responsables de proporcionar y preparar la comida para sus familias. Cuando acuden solas a recoger agua, leña u otros recursos para cocinar, son más vulnerables a las agresiones.
    • Aunque tanto hombres como mujeres ven sus medios de subsistencia interrumpidos por las situaciones de emergencia, las mujeres, en general, se enfrentan a mayores retos a la hora de ganarse la vida. Debido a esto, las mujeres pueden verse obligadas a prostituirse o a sufrir otro tipo de explotación para asegurar el sustento de sus familias.
    • Las mujeres y niñas tienen a menudo un acceso desigual a la distribución de alimentos, especialmente si únicamente el cabeza de familia varón está registrado en los campamentos de refugiados o desplazados (IASC, 2006).

Cuestiones claves en la seguridad alimentaria y la distribución de alimentos

  • Las Directrices del IASC sobre la violencia por motivos de género y la hoja del AdR de violencia de género sobre Distribución de alimentos proporcionan las directrices y recomendaciones para evitar la violencia contra las mujeres y las niñas en la planificación y puesta en práctica de los programas de distribución de alimentos. La hoja del AdR de violencia de género sobre Agricultura también proporciona directrices útiles para ofrecer soluciones a largo plazo a fin de evitar la inseguridad alimentaria, como los programas de medios de vida, para prevenir la violencia contra las mujeres y las niñas. (Véase también el apartado Medios de vida.) Además, los programas de ayuda alimentaria deben tener en cuenta los siguientes aspectos:
  1. El tipo de emergencia (repentina, crónica, compleja, de inicio lento, etc.) y las inseguridades alimentarias que provocan y que tienen consecuencias particulares para cada comunidad. Las soluciones a las necesidades alimentarias serán diferentes en crisis repentinas y en crisis y situaciones más prolongadas con personas desplazadas, que tienden a provocar mayor daño en los medios de vida y a provocar continuos niveles de inseguridad alimentaria incluso una vez finalizado el contexto de crisis (IASC, 2006).

2. La sostenibilidad a largo plazo mediante un marco basado en los medios de vida en coordinación con cualquier apoyo financiero de emergencia a corto plazo. Consultar con los miembros de las comunidades afectadas que ya se estén adaptando a las crisis prolongadas y coordinar las propuestas con los programas sobre medios de vida para proporcionar soluciones a la inseguridad alimentaria a largo plazo (Alinovi, Hemrich y Russo, 2008).

3. La información y formación sobre los procedimientos y políticas de distribución de alimentos a todos los que forman parte de la comunidad, la población local, los refugiados y los desplazados y aquellos que cumplen los requisitos para la ayuda alimentaria, las cuestiones sobre la distribución y la cantidad y periodicidad de las raciones. La confusión sobre quién cumple los requisitos para recibir las raciones puede desembocar en situaciones de tensión en la comunidad e incrementar el riesgo de violencia. Asimismo, las mujeres que no puedan y/o no tengan permiso para acceder a las asignaciones de alimentos pueden hallarse en mayor riesgo de sufrir agresiones o abusos (IASC, 2006).

4. Las necesidades de las personas lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales que viven en unidades familiares no tradicionales. Por ejemplo, es posible que las parejas lesbianas que conviven no sean reconocidas como unidad familiar, especialmente si no tienen hijos, y que se les nieguen alimentos y servicios necesarios que sí se ofrecen a otras familias. Alentar a las organizaciones de ayuda a que amplíen su definición de “unidad familiar” a fin de incluir formas de unión no tradicionales y no heterosexuales (véase Knight y Sollom, 2012).

Herramientas adicionales:

Para el control del programa de igualdad de género en lo que respecta a nutrición, distribución e inseguridad alimentaria, véase el Manual sobre cuestiones de género en la acción humanitaria, Comité permanente entre organismos, 2006, (pp. 57-75).

Para más directrices sobre la distribución alimentaria, véase el Libro de bolsillo de operaciones de emergencia en el terreno, Programa Mundial de Alimentos, 2002.